Los agroquímicos, cada vez más protagonistas

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Nota publicada en la revista «Anbiente a Medias» trabajo final anual de los entudiantes de tercer año en la materia periodismo gráfico en el Instituto Superior DeporTEA Mar del Plata.

Por: Lucía Cerono

El uso de semillas transgénicas y agroquímicos fue aprobado en la Argentina en 1996, pero las cifras oficiales sobre su uso son una incógnita, mientras se acumulan los estudios sobre los perjuicios que generan en la salud y el medio ambiente.

La utilización de agroquími- cos en todo el país es una realidad y cada vez es más su utilización. Ante esta condición, la polémica se hizo presente y crece exponencialmente la cantidad de casos en donde estos químicos son los protagonistas.

El uso de agrotóxicos en la Argentina ha impulsado alrededor de 28 fallos judiciales que prohíben o limitan las fumigaciones con agrotóxicos en ocho provincias.

El Estado ha renunciado a su función de contralor en registrar la cantidad de “agrotóxicos”
que se usan efectivamente en la agricultura industrial. Todo se rige por resoluciones de despachos administrativos que van más allá de los gobiernos.

En Argentina el uso de herbicidas se incrementó en un 1.279 por ciento en un período de 20 años, según el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria.

El Espacio Multidisciplinario de Interacción Ambiental de la Universidad de La Plata, publicó en 2015 el estudio Plaguicidas en alimentos, donde revelaron el residuo de plaguicidas en frutas y verduras del Mercado Central platense. El 80% dieron positivas para al menos 1 compuesto agrotóxico. 3 de cada 10 tenían al menos 3 compuestos. El más encontrado fue el endosulfán, que se encuentra prohibido.

La Agencia Internacional para la In- vestigación sobre el Cáncer, entregó un estudio por el cual el glifosato fue categorizado en el “Grupo 2A” que, en parámetros de la Organización Mundial de la Salud, significa: “Probablemente cancerígeno para los seres humanos”.

El ingeniero agrónomo Pablo Mastronardi explicó que “los agroquímicos pueden ayudar a controlar las plagas, pero también pueden tener efectos nocivos sobre el medio ambiente y sobre la salud de las personas.

Mastronardi remarcó que los agroquímicos son certificados por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) y están sujetos bajo normas y reglamentos de carácter obligatorio. “La mala implementación de los agroquímicos puede llegar a ser letal ya que en su mayoría son tóxicos. También el uso excesivo e inadecuado de los mismos pueden causar impactos adversos en los suelos, ecosistema, salud animal y de las personas. En el caso de la gente se puede producir cuando el producto se inhala, se ingiere o se toca”, dijo el ingeniero agrónomo.

Casos marplatenses

El caso de Ángeles es uno de tan- tos. A los veintiocho años decidió mudarse de su Tucumán natal para trabajar en “La Feliz”. Durante años fue empleada de uno de los pro- ductores más importantes de papa.
Fue en ese campo donde se enfermó producto de la fumigación diaria. La mujer tuvo mareos, náuseas y vómi- tos. La descompostura se mantuvo durante algunos días y después, cada vez que fumigaban, sentía hormigueo en los labios, adormecimiento de la boca y hasta perdía la voz. También aparecieron dolores en los brazos, las manos y los pies.

Por tal motivo, radicó la denuncia por trabajo no registrado y enfermedad profesional en el Tribunal de Trabajo N1. “Entré al campo bien y salí dis- capacitada. Acumulas mucha angus- tia”, dice Ángeles quien hasta el día de hoy no pudo volver a trabajar.

Durante el 2021, el grupo de exten- sión Aguas de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Mar del Plata realizó un análisis químico de siete perforacio- nes que abastecen de agua a 11 esta- blecimientos educativos de General Pueyrredón.

Según las mediciones realizadas, que corresponden a un muestreo puntual, los pozos de agua que abastecen a las escuelas, arrojaron niveles de glifosato por encima de los valores de cuantificación. Las institu- ciones seleccionadas se encuentran inmersas en áreas de intensificación agrícola basada en el uso de sustancias químicas sintéticas.

Mariana González, César Pegoraro, Leonardo Lupi y Manuel Irigoitia, miembros del grupo Aguas, dieron aviso que las perforaciones mencionadas “no pueden considerarse aptas para consumo humano” y que los niveles de nitrato y el herbicida glifosato “representan un riesgo para la salud de la población”.

En ese marco, en el transcurso del mes de enero del año corriente la Sociedad Argentina de Pediatría de Mar del Plata dieron alerta sobre la presencia de glifosato y otrosmplaguicidas en una muestra de agua llevada a cabo en el barrio de Playa Serena.

El foco se centró en el incremento de casos de trastornos en el neurodesarrollo de los más jóvenes de la zona. Los resultados del estudio fueron divulgados por la Asamblea Paren de Fumigarnos y corresponden a un informe encargado al INTA-Balcarce. En este, se hallaron nueve moléculas distintas de plaguicidas.

La hipótesis principal, para poder darle una explicación a este llama- tivo incremento de casos radica en que estos pudieran estar asociados al contacto directo con sustancias presentes en las aguas subter- ráneas de las cuales se abastecen los domicilios en la zona sur.




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