Por: Juan Carlos Morales
Cada mundial tuvo su héroe. En 1978 fue el cordobés Mario Alberto Kempes. En el ´86 un imparable y genial Diego Armando Maradona .Y el domingo anterior, Lionel Messi. Cada uno fue símbolo del juego argentino. Y los dos últimos auténticos embajadores del país. Uno desde el Sur de Italia, Nápoles. El otro en un inolvidable Barcelona. Sería injusto y equivocado compararlos, porque cada título tiene su representante en ellos.
Fueron los tres mosqueteros de nuestro fútbol. Como Athos, Portos y Aramis en la pluma de Alejandro Dumas. Kempes, Maradona y Messi encarnaron un poco también aquél D´Artagnan que apareció en 1844 y en lugar de una espada , enfundaron la gloria con una pelota.

El goleador de Bell Ville quedará en el recuerdo por su gran aporte en la final con Holanda, Diego por los goles a Inglaterra y el rosarino por ser el gran sucesor del «10»- De las tres finales, la más dramática fue la reciente. Porque hubo goles (inclusive en la prórroga) y solo desde el punto penal se resolvió el pleito. A esa altura apareció la fantástica figura del marplatense Emiliano»Dibu» Martínez, solo comparable con la dimensión que alcanzó Ubaldo Matildo Fillol en el proceso de 1978 con un penal atajado al polaco Deyna y una serie de atajadas monumentales.
El párrafo final para Angelito Di María.Porque él también se vistió las pilchas de Héroe. Primero con el tanto a Brasil que nos dio la Copa América y después con el primer tiempo ante Francia donde resultó el gran protagonista. Para ello, le cometieron el penal del 1-0 y concretó lo que sería el 2-0 y la puerta para la vuelta olímpica.